Paul Simon y sus africanos:
descubrir nuevos ritmos

 

Por F.F.


Con la primera entrevista del preso número uno del mundo, Nelson Mandela, y su carcelero, Pieter Botha, en la mente, y el himno de Congreso Nacional Africano -“N’Kosi Sirele Africa”— en la garganta al final de la noche, el trompetista y vocalista Hugh Masekela la cantante Miriam Makeba y el conjunto vocal Ladysmith Black Mambazo, todos ellos sudafricanos, se presentaron ayer en el Velòdrom de Horta, en una velada memorable. Les acompañaba, como un maestro de ceremonias excepcional, el norteamericano Paul Simon, ganado —para su fortuna— para los sonidos de la corriente fusionadora de las músicas que se generan en todo el mundo. El marco, “Graceland”, la gira que está llevando a cabo el antiguo acompañante de Art Garfunkel, tres años después de la publicación de su disco homónimo.
Paul Sirnon ha llegado a un publico occidental saturado de pop rock expandiendo los atractivos de una de esas “otras músicas”. Y así era el que acudió anoche a su espectáculo en una cifra cercana a los 10.000 espectadores, prácticamente la totalidad del aforo del local. Una audiencia no precisamente emparentable con la habitual de los conciertos multitudinario (por su media de edad más elevada) pero sí impresionada por un repentino descubrimiento de otros sonidos.
La audiencia coreó los nombres propios del Africa austral, Namibia, Angola, Zimbabue, Zambia y Mozambique cón el tema de Hugh Masekela (un jazzísta africano) “Stimela” Pero Sudáfrica manda, “apartheid” media y siguen en la ignorancia los ritmos calientes de las Guineas (con, por ejemplo, los medio barceloneses Shongai), Cabo Verde y Camerún (Mann Dibango), Mali (Salif Keita) o el “rat” argelino. No obstante, el cartel que pasea Paul Simon demuestra que estas músicas pueden ser perfectamente digeribles por los aficionados del pop.
Ladysmith Black Mambazo, diez hombres que elevan al cielo sus cantos con sello tribal, pasaron por Barcelona hace un año, como teloneros de Whitney Huston, y casi sin pena ni gloria. Esta vez fue distinto: acompañaron a Paul Simon y a Miriam Makeba (danzando vestidos a la usanza zulú) y brillaron con luz propia, especialmente cuando se cumplía la primera de las dos horas y media que duró la velada e interpretaron su emblemático “Homeless” (“sin hogar”) recibiendo una ovación entusiasta que se duplicaría a continuación con la canción “Graceland”.
Las intervenciones de Simon son más frecuentes que las de sus “invitados” pero éstas duran más tiempo. Sólo al final abordaría tres cancione de la época dorada de Simon and Gurfunke,"The Boxer”, “Sounds of Silence” y “Late in the Evening”, en un recital compartido que abrió con los Black Mambazo y cuya primera pieza “fuerte” fue “Gumboots” (“botas de goma”) la canción dedicada a los mineros del oro y los diamantes de Sudáfrica. Simon se hace acompañar del grupo de Hugh Masekela compuesto por nueve instrumentistas y tres coristas, el cual permanece durante todo el espectáculo. Masekela y Ladysmith Black Mambazo van alternándose con él, quedando la porción menor de protagonismo a Miriam Makeba.
La gran diva de Africa no apareció hasta el último tercio y cantó únicamente dos temas en solitario y otro con Simon —curiosamente, un viejo éxito de éste y Garfunkel, “Mother and Children Reunion”— Las canciones de los “xhosa”, su etnia, que divulgó en su último disco, “Sangoma”, quedan soslayadas en este “Graceland Tour”.
Paul Simon y sus africanos demostraron todo esto. De paso, dado el carácter eminentemente “vocal” del concierto, su actuación sirvió para probar la acústica del prácticamente reecién estrenado Veldròmon como nuevo auditorio, pudiéndose constatar que en cuanto a calidad de sonido, desde el exterior, desde el Passeig de la Val d’Hebron se escucha todo mucho mejor.




10 de Julio de 1989
La Vanguardia

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