Paul Simon:"Tocar música surafricana
es un acto de compromiso político"

por Miquel Jurado

 

Para el proyecto Graceland, Simon cuenta con diversos músicos sudafricanos exiliados, como Miriam Makeba, Hugh Masakela y el grupo vocal Ladysmith Black Mambazo.
Las citas españolas serán el punto final de una gira que ha pasado por diversos países europeos y que ha incluido dos multitudinarios y triunfales recitales en el Gorby Park de la ciudad de Moscú. “Fueron dos conciertos verdaderamente apoteósicos”, explico Paul Simon durante la entrevista que concedió a este diario en la ciudad de Berlín. “El publico soviético nos recibió de forma entusiástica, muchos no pararon de bailar y cantar durante todo el concierto”.
Ya con la aparición de Graceland, y mucho mas después de la primera gira, las libertades africanas y la lucha contra el apartheid han quedado íntimamente relacionadas con la figura de este menudo y tímido judío de Nueva Jersey de 47 años, con mas de un cuarto de siglo de carrera musical. “Graceland es un espectáculo con claras implicaciones políticas, ya por la sola presencia de Hugh Masakela y Miriam Makeba, que llevan mas de 25 años exiliados por su lucha contra el apartheid. Mi postura es también política, porque formo parte de este espectáculo, y el solo hecho de tocar música sudafricana y divulgar su cultura es ya un acto de compromiso político. No pretendo aportar puntos de vista políticos específicos, sino morales, y el sentido natural de la moralidad engendra un sentimiento contra el apartheid”. Simon es contundente en este punto, pero duda al hablar de los resultados. “La música tiene una gran fuerza comunicativa, pero no se si su efecto es permanente. Durante el recital, la gente reacciona y exterioriza sus emociones, pero ignoro si al cabo de unos días ese sentimiento se mantiene”.
En Graceland, 25 canciones y dos horas y media de música, Simon elude cualquier protagonismo; da por momentos la impresión de querer pasar inadvertido entre sus colegas africanos. “Graceland es una idea global en la que no destaca ninguno de los elementos implicados”, comenta. “Yo solo pretendo ser un miembro mas del reparto”.

COMPAÑEROS AFRICANOS
Los recitales de esta gira concluyen inevitablemente con los 26 participantes entonando Dios Bendiga África, el himno, del Congreso Nacional Africano. “No es mi hogar ni mi himno, pero lo canto para expresar mi solidaridad y mi compasión hacia mis compañeros africanos”, explica.
Simon comenzó a trabajar la música sudafricana en 1984 por un azar del destino que puso en sus manos una casete de township jive, la música callejera de Soweto. “Cuando comencé a escribir no podía imaginar que seria un hit ni que suscitaría tanta polémica”. Graceland ya ha vendido varios millones de copias y ganado diversos premios, incluidos dos grammy. “Nunca pensé que podría llegar a ser tan importante para nada en particular. En realidad su importancia social comenzó cuando el álbum se convirtió en un hit; entonces empezaron a preocuparse por su contenido”.
Simon opina que Graceland no ha significado cambios bruscos en su música: “La historia dura desde 1984; de hecho, ésta es ya mi música habitual”, afirma sonriente. “He intentado dar un nuevo aspecto a distintas formas de música sudafricana, y si me preguntas por qué, no sabría qué responder; simplemente me enamoré de la música sudafricana”.
A pesar de este evidente amor, Simon, que incluso llega a bromear sobre una hipotética versión en zulú de su Puente sobres aguas turbulentas, trabaja actualmente sobre otras bases musicales. “Todavía es prematuro hablar de mi nuevo disco, que no creo que este acabado hasta principios del próximo año. No será un disco de música sudafricana, tendrá elementos brasileños y de África occidental, pero todavía no esta maduro. Estoy trabajando mucho las percusiones brasileñas con el grupo Olodum, de Bahía, y con Uakti, de Minas Gerais. Tal vez colabore Milton Nascimento; ya hicimos un dúo en su ultimo disco y espero que este disponible, pero todavía falta bastante”. Lo cierto es que el nuevo disco ya aparecerá en 1990, así que Simon sólo habrá publicado tres grabaciones durante la década de los ochenta: One-trick poney (1980), Hearts and bones (1983) y Graceland (1986). “Cada día me cuesta mas expresar lo que verdaderamente quiero decir de forma que quede claro para todo el mundo. Sé lo que quiero decir, pero es difícil encontrar palabras con un contenido correcto. Cuando era joven escribía de forma rapidisima, pero con el tiempo he ido haciendome mas lento”.
Simon no habla de planes para el futuro, por ahora sólo piensa en su futura grabación y en descansar del gigantesco montaje del Greceland tour, que, a punto de concluir, aun parece asustarle por su envergadura. “Mi única idea es hacer en un futuro alguna gira con un montaje mas modesto. Es complicado y costoso movilizar tanta gente y tanto material, y no hemos podido ia a todos los lugares que hubiéramos querido”. Simon no descarta la posibilidad de lanzarse nuevamente a la carretera solo con su guitarra, tal como empezó, e incluso se vislumbra una sonsira de complacencia con la idea. “¿Y por qué no una retrospectiva de toda mi música, desde Simon y Garfunkel hasta la actualidad?”.

EL GUSTO POR LAS VIEJAS CANCIONES

“Cantar ahora The Sound of silence es reflexionar sobre quien era yo cuando la escribí”, comenta pausadamente Paul Simon, sin que asomen signos de nostalgia en sus palabras. “Fue mucho antes de tener éxito, tenia 20 años. Siento que la canción me habla de la mortalidad humana, e intento mezclar lo que significa cada palabra y lo que significa cada palabra y lo que me sugiere en la actualidad. Seria imposible cantarla de otra manera, y espero que se comprenda su significado”.
Paul Simon ha incluido en su nuevo Graceland tour cuatro canciones antiguas, tres de ellas provenientes de su época con Art Garfunkel.
“Todavía me gustan algunas de mis viejas canciones”, afirma; “Otras, en cambio, hace tanto que no las oigo que ya no sé si me gustan. En realidad nunca oigo mis canciones antiguas, nunca escucho mis discos después de acabados. Suelo oír mucha música, sobre todo la que estoy trabajando -ahora por ejemplo, cosas brasileñas o del oeste africano-, alguna ópera y también los discos pop de mayor éxito, para saber lo que sucede; ademas, la gente me envía constantemente música de todo tipo”.

CURIOSO IMPENITENTE
Cada frase de Simon evidencia una impenitente curiosidad musical que no parece tener limites. “Me gusta el flamenco”, afirma, “pero nunca he pensado en trabajar con intérpretes de flamenco, tal vez porque todavia no he podido analizarlo en profundidad. Esta gira me esta sirviendo para satisfacer mi gran curiosidad; ir a la Union Sovietica ha sido estupendo, pero viajar a España...Bueno, con Garfunkel tocamos en Madrid pero no pude mirar a mi alrededor y absorber algo sobre el pais; fue llegar, tocar y marchar. Esta vez será diferente, porque al acabar la gira pienso quedarme y viajar, conducir por España”.
En este punto se invierte los papeles y es Simon el que comienza a hacer todo tipo de preguntas al entrevistador sobre la musica española, sobre quien y que es lo que vale la pena oir, y parece claro que esta vez no va a marcharse de España sin oirlo.

 

6 de julio de 1989
El País

 

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