¿Podría ser este el final
del ritmo de Paul Simon?

 

por Jim Dwyer


 

Paul Simon dice que está preparado para renunciar a hacer y tocar música, 61 años después de que comenzase a los 13 años de edad. "Estás llegando hacia el final", dijo en una entrevista esta semana, la discusión de las misteriosas epifanías que dejan algunas de sus mejores canciones, las cualidades tóxicas de la fama, y su anhelo de explorar cuestiones sobre la espiritualidad y la neurociencia.

"El Showbiz* ya no tiene ningún interés para mí", dice Simon. "Ninguno."
*mundo del espectáculo

Estas son las razones por las que usted podría considerar creérle.
A los 74 años, a menudo se necesita 15 horas de sueño de un tirón. El otro día, actuando en Philadelphia, miraba desde el escenario y se sorprendió al ver cuatro montañas en el horizonte. Cuando se puso las gafas, se dio cuenta de que las montañas eran en realidad grandes carpas blancas. Su voz ha aguantado mucho más tiempo de lo que cabía esperar, pero necesita frecuentes días de descanso.

Mientras la mayoría de estrellas de su generación, como es de esperar, hacen conciertos con sus grandes éxitos, el nuevo disco del Sr. Simon está compitiendo con los de Drake y Beyoncé en las listas de música pop, y con Radiohead y Deerhoof el tiempo de emisión en las radios universitarias.

Así que el Sr. Simon podía salir de la escena pública con un último disco de éxito y un recuerdo final de unas actuaciones altamente enérgicas con su banda, una colección de músicos magistrales con raíces en América Latina, África y los Estados Unidos que toman juguetones y alegres giros al canon de Simon y a sus canciones más nuevas. Su gira por América del Norte llega a su fin el jueves y el viernes en Forest Hills, Queens, donde creció, fue a la escuela y se encontró con un muchacho llamado Art Garfunkel.

Para su audiencia, al menos, terminar el capítulo estadounidense de su carrera en Queens, donde comenzó, sería un perfecto colofón con la historia y la emoción. El Sr. Simon insiste en que el lugar no tiene ningún poder sentimental sobre él, pero él cuenta que fue el último lugar donde tocó con el Sr. Garfunkel, de quien está distanciado, como ocurre esporádicamente desde que se hicieron adultos.

"Es un acto de coraje dejarlo ", dice Simon. "Voy a ver lo que sucede si lo dejo. Entonces veré, ¿quién soy yo? ¿O solo soy esa persona que será definida por lo que hizo? Y si eso se va, si tienes que hacerte a ti mismo, ¿quién eres tú? "

Tal vez, dice, estas consultas sean una perdida de tiempo.

Sin embargo, nada - ni un momento – Del casi día que pase con Paul Simon hace pensar en un hombre dispuesto a retirarse de las actividades que le han absorbido su vida. Antes del concierto del lunes por la noche en el Filene Center aquí en Wolf Trap, mantuvo a su banda en el escenario durante dos horas en el calor de la tarde pantanosa, comprobando el sonido y ajustando canciones.

“¿Las claves, Joel?" pide el Sr. Simon a Joel Guzmán. "No las necesitamos aquí". La trompa y los instrumentos de viento deben ser menos tímidos en "Spirit Voces", instruye. Le dice a Jamey Haddad, un percusionista, que deje las panderetas durante un inspirador fragmento de piano en "One Man’s Ceiling”, una canción que rara vez hace, sobre la vida de la ciudad que el hijo de 23 años de edad del Sr. Simon, Adrian, había pedido a su padre tener lista para los conciertos de Nueva York.

"Tienes razón," dice el Sr. Haddad, un antiguo compañero de gira.

“De nuevo en lo cierto”, responde el Sr. Simon. "Está pasando".

En el escenario hay decenas de instrumentos de percusión caseros, una especie de Instrumente de viento hecho con una tubería de fontanería de PVC cortada, acordeones, mandolina eléctrica, una tabla de lavar trucada, guitarras,bajo, teclado y trompa y trompetas. Nadie tiene un censo preciso de los instrumentos, pero la mesa de sonido recibe 110 canales para alimentar los micrófonos, cada uno captura tonos musicales desde fuentes separadas.

Esta rutina se ha seguido para prácticamente todas las 36 fechas que lleva de gira la banda: actuación, pulido y refinamiento, actuación.
El Sr. Simon advierte de que esta meticulosidad no es una refutación a su declaración de que él está listo para dejarlo. "Eso no quiere decir que no quiera que mi banda suene bien", dice.

Su nuevo disco, "Stranger to Stranger", fue lanzado esta primavera con una lluvia de críticas elogiosas. Las actuaciones de su gira tienen oleadas de momentos de "alegría y jolgorio," como Mark Stewart, guitarrista (y violonchelista y el que toca la tubería de PVC) describe. El álbum y el single, "Wristband," han sido una de las mejores canciones que han sonado en las radios universitarias. Él tiene una génesis detallada para cada melodía, lírica y musicalmente.

"Yo estaba cenando con Paul Muldoon, el poeta, y le dije que tenía este título y no sabía si quedarmelo, 'Wristband' (pulsera)", dice el Sr. Simon. "Me dijo: 'Es un buen título. Puedes ir a una gran cantidad de sitios con ese título, debes quedartelo”.

Algún tiempo después, se quedó atascado mientras trabaja en una letra que iba sobre un músico que iba al callejón detrás de un club y se queda atrapado, incapaz de volver a entrar sin una pulsera. No estaba seguro de lo que sucedería en la canción.

"De la nada, me dije, pulsera, no es mas que una metáfora de, “No puedes entrar. Usted no tiene lo que se requiere”, dice el Sr. Simon. "Y eso es lo que está pasando. Esa batalla se libra en estos momentos, entre los que tienen y los que no".

Sus éxitos en la música popular cubren seis décadas, dándole rara vez reveses es su triunfo creativo. En 1957, cuando tenía 15 años, él y el señor Garfunkel, actuando como Tom y Jerry, tuvieron un éxito menor con "Hey,Schoolgirl". En 2016, "Stranger to  Stranger" ha alcanzado el Nº 1 en las listas de Billboard, tanto en los álbumes mejor vendidos de Rock y de Americana/Folk. Se podría poner en la carrera una vez más por un Grammy entre músicos 40 años menores que él. (Ya ha ganado tres premios Grammy al Álbum del Año).

Él trabaja en la música y letras, dice, no dispuesto a aceptar lo que habría sido satisfactorio para él un par de años atrás, sintiéndose estancado. Entonces las canciones van a avanzar a grandes pasos.

"Tenía 21 años, quizá 22, cuando escribí 'The Sound of Silence', que me parece absolutamente un gran salto respecto a lo que hacia antes", dice.
"Y el por qué o dónde, no tengo ni idea. Pensé lo mismo cuando escribí 'Bridge Over Troubled Water' -whoa, esa canción es mejor que lo que he estado haciendo. Diferentes acordes y algo especial en ellas. La misma sensación que con 'Graceland', y 'Still Crazy After All These Years".

Los aciertos le desconciertan, dice: "De repente estás allí, y te sorprende. Esto me pasó en momentos donde te salía alguna línea, donde soy el público y es real, y tengo que parar, porque estoy llorando. No sabía que iba a decir eso, no sabía que sentía eso, no sabía que era verdad. Tengo que parar y recuperar el aliento”.
Hace una pausa, y luego añade, "Esto no sucede muy a menudo".

Con ese regalo vino la popularidad, una fuerza apabullante en la vida de cualquier persona, dice.
"He visto como la fama se convierten en un absoluto veneno cuando yo era un niño en los años 60", dice. "Mató a Presley. Ella mató a Lennon. Mató a Michael Jackson. Nunca he conocido a nadie que haya conseguido una enorme cantidad de fama que no estuviese, como mínimo, confundido con ella y tener momentos muy difíciles para tomar decisiones.

Él tiene una gira europea prevista para el otoño, cuando ya tenga 75 años. Luego, sus planes son vagos, ir a la deriva y viajar durante un año, dice, tal vez con su esposa, la músico y compositora Edie Brickell, si trabajo se lo permite.

Por ahora, ha comenzado a ensayar las canciones de sus últimos momentos en el Forest Hills, incluyendo una canción de Elvis, "That’s Alright (Mama)".

Y si este resulta ser el final, eso está bien para él.

"No tengo ningún miedo", dice.

 

 

28 de Junio de 2016
The New York Times
(Traducción: The Sound of Simon)

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