No Creo


Las acciones bondadosas, como las migas de pan en el bosque del cuento de hadas,
nos ayudan a sortear los peligros, igual que la luz desvanece la oscuridad.
Pero no creo y no encuentro consuelo.
Me agacho lo más cerca del fuego, pero siento frío.

La Tierra nació de una tormenta.
Las aguas retrocedieron, emergieron las montañas.
“Al Universo le encanta un drama”, ya sabes.
Y señoras y señores, empieza el espectáculo.

Recibí una llamada de mi agente de bolsa,
me informó de que estaba arruinado.
Estaba jugando mi última partida de póquer.
Mis cartas eran malas, puro humo.

Oh, ángel de la guarda,
no te burles así de mí, en esta clara noche de verano, suave como un beso.
Mis hijos ríen, no hay murmullos de inquietud.
Mi amor se cepilla su larga melena castaña.
No creo que el corazón se pueda llenar hasta el borde
para luego desvanecerse en la bruma, como si la vida fuera un capricho.

Quizás el corazón forma parte de la bruma.
Y eso es todo cuanto hay o pueda existir jamás. Quizás y quizás y quizás algo más.
Quizás sea la salida que he estado buscando.

Recibí una llamada de mi agente de bolsa,
me dijo que se había equivocado.
Quizás algún virus o una broma bursátil
y espera que mi fe no se haya visto resentida.

Las acciones bondadosas,
como la lluvia en un barril,
liberan el espíritu con una exclamación y un grito.
No creo que naciéramos para ser ovejas en un rebaño.
Para hacer plegarias de pantomima con las manecillas del reloj.


© Traducción/Translation: José María Escudero, 2006

 
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