Simon y Garfunkel
Luqui les entrevisto en Londres


 

por Joaquín Luqui


Ya lo sabéis, ya te lo anticipamos en primicia desde la radio: Simon y Garfunkel, el dúo más grande de la historia del pop, se volvieron a unir para el concierto del Central Park y actuarán en España, los dos juntos, el día 25 de mayo. Ya está subiendo su LP del concierto, ya todos estamos paladeando de antemano esa ocasión fenomenal.
La cita será en el estadio del Rayo Vallecano, como única actuación en nuestro país. Y para hablar de esto, de su nueva unión, de su pasado, de su presente y futuro, fuimos a hablar con ellos a Londres. Exactamente al hotel Carlton Towers, cerca del sofisticado Kings Road, otra vez rey de la moda juvenil en Londres.

Fue una ocasión gloriosa y solemne. La gran música no tiene edad y todos sabemos que el álbum “Colección de obras maestras” de Simon y Garfunkel, se ha vendido y vende muy bien. Y el LP del concierto en vivo está subiendo también a lo grande y será platino con toda seguridad. Once años después de su separación, Simon y Garfunkel siguen estando en la cumbre. Y muchos hermosos recuerdos se agolparon al verles entrar en la gran sala del Carlton, con un aspecto muy rejuvenecido. No aparentan los cuarenta años que tienen y hasta el pelo de Paul, echado hacia delante, le ha quitado el aspecto de medio calvo que daba en algunos pasados momentos. Los dos aparecieron relajados y evidentemente felices.
“Sí, estamos muy contentos de habernos vuelto a unir. Tuvimos una charla de corazón a corazón a principio de otoño. Era algo que no habíamos tenido siquiera en los tiempos de nuestra unión. El trabajo y la tensión no nos permitían charlar amigablemente. Y ahora lo hemos conseguido. Y ese diálogo abrió el camino para volver a ser dúo”.

Así se fraguó todo
Entre los dos van contando cómo surgió todo. Empieza Garfunkel.
“Yo estaba en Europa cuando Paul me llamó para que le acompañara en su concierto del Central Park. No dos o tres canciones, como hicimos en Toronto. Nos encontramos Paul y yo en Nueva York. Charlamos a fondo, con más sinceridad que nunca. Supimos que aquello estaba renaciendo. Y hasta amigos comunes sugirieron la idea de hacer todo el concierto juntos. Era lógico. Si actuábamos juntos en la segunda parte, Paul quedaba en la primera como un “telonero” del dúo. Y él solo tras los dos no tenía sentido. Así que, con toda naturalidad, fue un concierto entero de los dos”.
Simon continúa.
“El concierto fue benéfico, se grabó, además, en video y se pasó por cable en USA. Luego, el disco, y la acogida fue tan buena que ya no tuvimos ninguna duda: valía la pena seguir juntos. Pero antes de volver a actuar en USA, pensamos en Europa. Entre otras cosas  porque sabemos que aquí hay una enorme legión de gente que nos sigue recordando”. Según Paul, “ninguno de los dos, en solitario, ha tenido tantos éxitos como juntos. Si, hemos hecho “hits”, pero no es lo mismo. Además, trabajando con Artie puedo componer grandes baladas que no podía escribir para mí mismo. A cambio, él tiene menos intuición vocal rítmica que yo, pero juntos podemos hacerlo. Al fin y al cabo, empezamos a cantar a dúo a los trece años, haciendo rock and roll”.

El éxito y la separación
Si, era la época previa a sus primeros pinitos con el nombre artístico de Tom y Jerry. Sus primeros escarceos con el éxito que no llegaba, hasta que, en el otoño del 65 (en aquel mismo otoño del “Yesterday” beatle y “Like a Rolling Stone” dylaniano), consiguieron la cumbre en USA y luego el estallido mundial con “Sonidos del silencio”.
“Entonces era todo sencillo. Sin querer, descubrimos que la unión folk y el pop gustaban a la gente. Naturalmente, al principio íbamos siguiendo un poco el camino de los Everly Brothers, nuestro dúo favorito. Por eso les hicimos un homenaje cantando “Bye, bye love” en el LP del “Puente”, o “Wake un Little Suzie”, en Central Park. Sólo que nosotros cantábamos canciones más urbanas, más comprometidas. Pero no íbamos a la protesta de Dylan; queríamos sencillamente reflejar las esperanzas y desencantos de una juventud que pensaba en algo más como solución”.
Los éxitos fueron llegando y el dúo cimentó una fama total. Tras “Sonidos del Silencio” llegó “Homeward bound”, “I’m a rock”, “Bookends”, que les consolidó. Y “Señora Robinson” (Con “Scarborough Fair”), banda sonora de la triunfal película. Y “The Boxer”, primer single (personalmente, el mejor single del 69); luego, el no superado “Puente sobre aguas turbulentas”, con el single central y otros bombazos del calibre de “Cecilia” y “El cóndor pasa”.
Y, luego, la ruptura, que cuenta Garfunkel.
“Después de nuestro concierto en el setenta y uno, en el Forest Hills, de Nueva York, perdimos un poco el sentido de la alegría de estar juntos. Yo acepté un papel en la película “Catch 22”, y Paul me dijo que no le gustaba que yo hiciera algo solo, sin él, aunque fuera cine. A mí eso me molestó y le dije que yo hacía lo que debía hacer y que él no se tenía que meter en mi vida. Total, que cuando acabé la película, estuvimos un tiempo sin hablarnos y, casi sin decirlo oficialmente, no volvimos a reunirnos. No era una separación oficial, pero sí real. Hasta que luego todo fue surgiendo con naturalidad. Lo cierto es que ha habido una gran similitud en nuestras vidas”.

Unidos en lo bueno y en lo malo
Simon se ríe al comentarlo, aunque luego se pone pensativo: “Sí, tiene razón Artie. Crecimos juntos en Nueva York. Nuestros dos matrimonios terminaron en divorcio. Artie dejó a Linda Grossman y yo a Peggy Harper. Y los dos lo pasamos muy mal”.
“Sobre todo yo – añade Garfunkel-. Mientras rodaba en Europa mi película última, “Bad Timing”, en el setenta y nueve, mi amante durante mucho tiempo, Laurie Bird, se suicidó en Nueva York sin darme explicaciones. Lo pasé tan mal que no se lo deseo a nadie”.
Pero el cine es algo que les va a los dos. Simon renegaba después de “la faena” de Garfunkel en “Catch 22”, pero luego acepto un papel de medio chuleta del “show” en “Annie Hall”, de Woody Allen. Y hasta hizo él por su cuenta la película “One Trick Pony”.
“El gran fracaso de mi vida, lo reconozco. Escribí el guion, lo interpreté, puse dinero, grabé la banda sonora en mi primer disco para la Warner. No fue bien, ni en disco comparado con los anteriores. Y la película duró muy poco en cartel. Eso me hizo pensar mucho. Pero ahora ya estoy más firme en mis creencias. Me siento más responsable,  por ejemplo, ante mi hija Harper, de nueve años, y ante mis padres. A mis cuarenta años, me parece poco atractivo ser un chaval, un “boy”, pero atractivo ser un hombre”.
La madurez les ha hecho unirse a otros dos mujeres, dos actrices. Simon sale con Carrie Fisher, hija de Eddie y de Debbie Reynolds, lanzada a la fama por “La guerra de la galaxias” (es la princesa Leia). Garfunkel reconoce estar muy enamorado de la actriz Penny Marshall.

Agradecimiento y Picasso
Bien, el tour por Europa es un hecho. España es uno de los primeros países de la gira. En junio actuarán en el Wembley de Londres.
Ellos hablaron de Londres, pero yo quería saber su opinión sobre España. Y Garfunkel me sorprendió gratamente.
“España es un país al que personalmente tengo enorme respeto, sobre todo, por dos motivos. Uno de ellos, por ser el lugar donde nació Picasso. Yo me he pasado tardes enteras viendo sus pinturas, sobre todo, el “Guernica”, cuando estaba en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Reconozco que soy un enamorado del arte y Picasso es grande, lo mismo que otros pintores españoles, como Goya y Velázquez”.
Quedaba el otro motivo para venir a España y Garfunkel lo dice.
“Sabemos que, en proporción, España es el país europeo donde más se han vendido nuestros discos. Esto no es sólo motivo de alegría comercial. Si hay tantos fans nuestros, pensamos que nuestro deber es agradecerlo actuando en directo”.
Nada que ver con motivo del Mundial. En esto es rotundo. “No, no nos gusta el fútbol, ni el americano, béisbol, ni el fútbol de ustedes, a pesar de que en USA quieren meterlo fuerte, con el Cosmos y otros equipos. Me considero deportista practicante, pero solo en esquí y tenis. ¿Más gustos míos? Me encanta estudiar de Bach, pero, en cambio, el pop de ahora no me interesa tanto. Creo que en los últimos cinco años no se han mejorado las canciones de antes”.
De alguna forma, la evidente vuelta a los setenta da la razón a Garfunkel. Lo que sí está claro es que Simon y Garfunkel no necesitan mejorar, les basta con ser y seguir siendo lo que eran, lo que siguen siendo tras el estallido del Central Park. Una emoción que volverán a transmitir y sentiremos muchos miles de españoles (y extranjeros también, seguro), cuando el próximo día 25 de mayo, Simon y Garfunkel canten en directo en el estadio del Rayo Vallecano. Y otra vez, se encenderá la chispa del recuerdo como un puente sobre aguas turbulentas que nos llevará del bóxer y la señora Robinson, junto a Cecilia y el cóndor. Y el silencio volverá a tener sonidos incomparables…

 

 

Abril de 1982
El Gran Musical

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